Los Alimentos Transgénicos son aquellos que incluyen en su composición algún ingrediente procedente de un organismo al que se le ha incorporado, mediante manipulación genética, un gen de otra especie. Gracias a la Biotecnología se puede transferir un gen de un organismo a otro para dotarle de alguna cualidad especial de la que carece en la naturaleza. De este modo, las plantas transgénicas pueden resistir plagas, sequías, o algunos herbicidas.

No obstante, hay suficientes peligros reales como para afirmar que estos alimentos no son seguros. Junto a los riesgos sanitarios, la amenaza para el medio ambiente es, incluso, más preocupante. La extensión de cultivos transgénicos pone en peligro la biodiversidad del planeta, potencia la erosión y la contaminación genética, además del uso de herbicidas (un importante foco de contaminación de las aguas y de los suelos de cultivo). Otra de las preocupaciones fundadas es el posible escape de los genes transferidos hacía poblaciones de plantas silvestres, relacionadas con los cultivos transgénicos, mediante el flujo de polen. La introducción de plantas transgénicas resistentes a plaguicidas y herbicidas en los campos de cultivo conlleva un elevado riesgo de que estos genes de resistencia pasen, por Polinización Cruzada a malas hierbas silvestres emparentadas, creándose así las denominadas «super malas hierbas», capaces de causar graves daños en plantas y ecosistemas naturales.
Adicionalmente, las plantas transgénicas con características nuevas pueden desplazar a especies autóctonas de sus nichos ecológicos. La liberación de organismos modificados genéticamente al medio ambiente tiene consecuencias a menudo imprevisibles, pues una vez liberados - el animal o la planta - se reproducen y se dispersan por su hábitat, imposibilitando cualquier control.
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