jueves, 12 de abril de 2012

Ángeles y Demonios en el Islam

Los ángeles, al igual que en otras religiones, revisten un papel importante en el Islam. Así, en el Corán leemos: 

El arcángel Miguel derrota a Satán
«Dios ha creado los ángeles, que no tienen sexo y están hechos de luz; por encima de ellos se encuentran los cuatro arcángeles: Jibrîl (Gabriel), mensajero de Dios, Mihâil (Miguel), que vela por la naturaleza, Isáfil, quien toca la trompeta del juicio, e Izrâfîil, el arcángel de la muerte; el hombre tiene dos ángeles guardianes, quizás confundidos con los dos "escribas" que ponen por escrito sus buenas y sus malas acciones; quedan todavía por señalar los dos ángeles de la tumba, Monkar y Nakîr; el ángel del paraíso, Ridwân y el del infierno, Mâlik. Entre estos ángeles, uno, Satán (ach-chaitân), llamado también Bilis, rehusó posternarse ante el primer hombre y fue arrojado del Paraíso; Ibllîs manda un ejército de demonios (chinn), creados antes que el hombre y hechos de fuego, que se mezclan en la vida de los hombres y que desempeñan una importante función en la creencia popular.»

Los ángeles desempeñan un papel muy importante en el libro coránico. El arcángel Gabriel, Jibrîl, sobresale especialmente por haber sido el ángel que colaboró con Mahoma en algunos momentos críticos de su misión profética. El arcángel Gabriel medió en la entrega de la Revelación de Dios a Mahoma. los ángeles son descritos como seres luminosos y, en el arte pictórico islámico, suelen representarse como figuras aladas suspendidas sobre la tierra.

El «Satanás» islámico, llamado Eblís (o tambien Ibllîs), surgió de entre los djinn o jinn, según se dice. La historia de Eblís dice que éste en un principio era aceptado por los ángeles y por Dios como una figura piadosa, pero se rebeló contra Dios en el momento de la creación de Adán. Cuando Dios así lo ordenó, los ángeles se postraron ante el ser humano recién creado, pero Eblís se negó y fue expulsado del Cielo. Entonces, Eblís juró dedicar su existencia a corromper a la Humanidad.

Fuente: El Libro Negro del Islam, por Marcel Hassin

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