En las culturas del Oriente Próximo Antiguo eran los dioses quienes dictaban las leyes a los hombres, por eso, las leyes eran sagradas. En este caso, es el dios Shamash, el dios sol de Mesopotamia, dios de la Justicia, quien entrega las leyes al rey Hammurabi de Babilonia (1.790-1.750? a. C.), y así se representa en la imagen que figura sobre el conjunto escrito de leyes. De hecho, antes de la llegada de Hammurabi al poder, eran los sacerdotes del dios Samash los que ejercían como jueces pero Hammurabi estableció que fueran funcionarios del rey quienes realizaran esta labor, mermando así el poder de los sacerdotes y fortaleciendo el del propio monarca.
Imágen sobre el Código de Hammurabi |
El Código de Hammurabi se presenta como una gran estela de basalto de 2,25 metros de altura. En lo alto hay una escultura que representa a Hammurabi de pie delante del dios Shamash. Debajo aparecen inscritas, en caracteres cuneiformes acadios, leyes que rigen la vida cotidiana. Fue colocado en el templo de Sippar; igualmente se colocaron varios otros ejemplares a lo largo y ancho del reino. El objeto de esta ley era homogeneizar jurídicamente el reino de Hammurabi; dando este modo a todas las partes del reino una cultura común.
El código de leyes unifica los diferentes códigos existentes en las ciudades del imperio babilónico. Pretende establecer leyes aplicables en todos los casos, e impedir así que cada uno "tomara la justicia por su mano", pues sin ley escrita que los jueces hubieran de aplicar obligatoriamente, era fácil que cada uno actuase como más le conviniera. En el código no se distingue entre derecho civil y penal, es decir, se dan leyes que regulan los asuntos de la vida cotidiana y leyes que castigan los delitos. Se regulan el comercio, el trabajo asalariado los préstamos, los alquileres, las herencias, los divorcios, la propiedad, las penas por delitos de robo, asesinato, etc.
El texto del código también nos sirve para saber cuales eran los delitos más frecuentes en la época, pues por definición un delito previsto es un hecho que acontece con relativa frecuencia. En las penas aplicadas a cada delito, se distingue si hay intencionalidad o no, y cual es la "categoría de la víctima y la del agresor". Así, la pena es mayor si se ha hecho intencionalmente y menor si ha sido accidental; mayor si la víctima es un hombre libre, menor si es un esclavo.
La mayoría de las penas que aparecen en el código son pecuniarias (multas), aunque también existe pena de mutilación e incluso pena de muerte. En algunos casos la ley opta por aplicar el Talión, es decir, hacer al agresor lo mismo que él hizo a su víctima siempre que ambos sean de la misma "categoría". En caso de que el agresor sea de una categoría superior a la de la víctima, no se aplica el Talión sino que se le condena a una pena pecuniaria. En el Código de Hammurabi aparecen tres "catagorías" de hombres: los libres, los esclavos y una categoría intermedia llamada "muskenu" que podrían ser siervos.
La dote (sheriktu) es siempre de la mujer, y en caso de divorcio (como el contemplado en esta ley) la recupera, y si muere pasa a ser de sus hijos. La dote es lo que garantiza a la mujer su subsistencia, lo cual no significa que sea ella quien la administre con independencia, pues la mujer está siempre bajo la tutela de un varón, sea el marido, el padre u otro pariente.
Durante las diferentes invasiones a Babilonia, el código fue trasladado hacia el 1.200 a. C. a la ciudad de Susa (en Elam), actualmente en el Jusistán (Irán). En esta ciudad fue descubierto por la expedición que dirigió Jacques de Morgan, en diciembre de 1.901. Fue llevado a París, Francia, donde el padre Jean-Vincent Scheil tradujo el código íntegro al francés. Posteriormente, el código se puso en exhibición en el Museo del Louvre, en París, donde se encuentra hasta la fecha.
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