viernes, 6 de abril de 2012

La Lanza Sagrada


Según la leyenda, la Lanza Sagrada (también conocida como Lanza del Destino, Lanza de Longino o Lanza de Cristo) es el nombre que se dio a la lanza con la que un soldado romano, llamado Longino según un texto bíblico apócrifo, atravesó el cuerpo de Jesús cuando éste estaba en la cruz.

Detalle de la Lanza Sagrada
La lanza se menciona solo en el Evangelio de Juan y no aparece en ninguno de los llamados Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). En el evangelio se indica que los romanos planearon romper las piernas de Jesús, una práctica conocida como crurifragium, que era un método doloroso de acelerar la muerte durante la crucifixión de los condenados a este tipo de castigo. Momentos antes de que los soldados romanos así lo hicieran, vieron que Jesús ya había muerto y por eso pensaron que no había ninguna razón para romperle las piernas. Para cerciorarse de que estaba muerto, un soldado le clava su lanza en un costado. 

"Pero al llegar a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua."

Juan, (19:33-34)

El fenómeno de la sangre y el agua era considerado como un milagro de acuerdo a Orígenes (aunque el agua se puede explicar biológicamente por la perforación del Seno Pericardial); sin embargo, para los católicos tiene un significado más profundo: representa la Iglesia (específicamente los sacramentos del bautismo y la eucaristía) que fluyen del costado de Cristo, así como Eva surgió del costado de Adán.

La lanza era desconocida hasta que San Antonio de Piacenza en 570 d. C., describiendo los lugares santos de Jerusalén, nos dice que él había visto en la Basílica del monte de Sion «la corona de espinas con la cual coronaron a nuestro Señor y la lanza con la cual lo perforaron en el costado». Una mención de la lanza también se hace en el Breviario de la Iglesia del Santo Sepulcro. La presencia en Jerusalén de esta importante reliquia es atestiguada por Casiodoro (485–585) así como en "Los Viajes de Gregorio" (538–594), quien nunca estuvo en Jerusalén.

En 615 d. C. , Jerusalén y sus reliquias fueron capturados por las fuerzas persas de rey Cosroes II. Según el Chronicon Paschale, la punta de la lanza, que se había quebrado, fue dada en el mismo año a Nicetas que la llevó a Constantinopla y la depositó en la iglesia de Santa Sofía. Esta punta de lanza, que fue fijada en un ycona, o ícono, en 1.244 fue vendida por Balduino II de Constantinopla a Luis IX de Francia y fue guardada con la corona de espinas en la Sainte Chapelle de París. Durante la Revolución Francesa estas reliquias fueron llevadas a la Bibliothèque Nationale y posteriormente desaparecidas (la actual «corona de espinas» es una guirnalda).

En cuanto a la porción más grande de la lanza, Arculpus la vio en la iglesia del Santo Sepulcro alrededor de 670 d. C. en Jerusalén; sin embargo no hay otra mención de ella tras el saqueo de 615 d. C. Algunos dicen que la porción más grande de la reliquia se llevó a Constantinopla durante el siglo VIII, posiblemente al mismo tiempo que la corona de espinas. En algún momento, su presencia en Constantinopla parece ser claramente atestiguada por varios peregrinos, particularmente de origen ruso. Y aunque posteriormente fue depositada en varias iglesias, parece ser posible rastrearla a diferencia de la reliquia de la punta. Sir Juan Mandeville declaró en 1.357,que había visto la cuchilla de la Lanza Sagrada en París y también en Constantinopla, y que la reliquia de esta última ciudad era mucho más grande que la de París.

Cualquiera que haya sido la reliquia de Constantinopla, cayó en manos de los turcos, y en 1.492, bajo circunstancias minuciosamente descritas en la "Historia de los Papas" (escrita por Pastor), el sultán Bayaceto envió la reliquia a Inocente VIII para forzar al Papa a que continuase guardando preso a su hermano Zizim (Cem). En este punto hubo en Roma grandes dudas de su autenticidad, según relata Johann Burchard, por la presencia de otras lanzas rivales en París (la punta que había sido separada), Núremberg (la Lanza de Viena) y Armenia (la Lanza de Etschmiadzin).

A mediados de 1.700, el Papa Benedicto XIV dijo que obtuvo un dibujo exacto de la punta de la lanza de París, y que comparándola con la reliquia en la basílica de San Pedro estaba satisfecho de que las dos formaran una sola cuchilla. La reliquia nunca ha salido de Roma, donde se encuentra preservada bajo el domo de la basílica de San Pedro, aunque la Iglesia Católica Romana no ha hecho declaraciones sobre su autenticidad.

- Fuente: Wikipedia. La enciclopedia libre
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