El Libro de Enoc es un libro apocalíptico intertestamentario, que forma parte del canon de la Biblia de la Iglesia Ortodoxa Etíope pero no es aceptado como canónico por las demás iglesias cristianas, a pesar de haber sido encontrado en algunos de los códices de la Septuaginta (Códice Vaticano y Papiros Chester Beatty). Los Beta Israel (judíos etíopes) lo incluyen en la Tanaj, a diferencia de los demás judíos actuales, que lo excluyen.
Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en ge'ez, lenguas litúrgicas de la Iglesia Etíope, pero son conocidas varias partes en griego, y un fragmento en latín. También ha sido encontrado, en Antínoe, un fragmento en copto y en Qumrán fueron hallados múltiples fragmentos en arameo y uno en hebreo. La tradición atribuía su autoría a Enoc, bisabuelo de Noé. En la actualidad se cree que el texto fue redactado por varios autores judíos entre los siglos III a. C. y I d. C.
El propio libro de Enoc dice que este documento profético pasó por herencia familiar al hijo de Enoc: Matusalén, y este se lo pasó a su hijo Lamec. Por lo tanto, también como herencia famiiar, el libro profético de Enoc llegó a manos de Noé, hijo de Lemec, y aquel lo llevó en el arca cuando llegó el Diluvio Universal, en el año 600 de su vida.
Se conocen otros tres Libros de Enoc: el Segundo Libro de Enoc, escrito a finales del siglo I o después y conservado en eslavo eclesiástico; el más tardío (de composición posterior al siglo V), Tercer Libro de Enoc, en hebreo; y el Enoc copto, que data del siglo V y del cual apenas se han encontrado partes. El libro que hoy conocemos (el Primer Libro de Enoc), fue editado tal vez en el siglo primero de nuestra era, y consta de varias partes escritas entre los siglos III a. C. y I d. C. Estas partes son:
El Libro del Juicio (Capítulos 1 al 5): trata las palabras de bendición de Enoc a los justos, que vivirán cuando los impíos sean condenados. Se estima que su composición data de antes del 200 a. C.
El Libro de los Vigilantes o Caída de los Ángeles (Capítulos 6 a 36): se centra en el tema de los Vigilantes (ángeles) que, interpretando Génesis 6:1-5, dice que estos ángeles tuvieron relaciones sexuales con mujeres y engendraron gigantes (Nephilim); seres famosos que desataron la violencia sobre la tierra y pervirtieron a la humanidad. Además, el Libro de los Vigilantes se caracteriza por unir y complementar las historias de los Vigilantes con la historia del Diluvio Universal presentes en el Génesis; y hace una descripción detallada del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Escrito antes del 160 a. C.
El Libro de las Parábolas o El Mesías y el Reino (Capítulos 37 a 71): de carácter mesiánico, profetiza la venida del Hijo del Hombre, la caída de los reyes y poderosos y el día del Elegido. Es la única parte que no se ha encontrado en los manuscritos de Qumrán. Escrito después del 63 a. C. a finales del siglo I a. C. o en el siglo I d. C.
El Libro del Cambio de las Luminarias Celestiales o Libro Astronómico (Capítulos 72 a 82): expone en detalle el Calendario Solar Hebreo, en concordancia con el Libro de los Jubileos. Fue escrito entre el 250 y el 190 a. C.
El Libro de los Sueños (Capítulos 83 a 90): refiere dos visiones apocalípticas obtenidas por Enoc en sueños; la primera simplemente anuncia que la Tierra será destruida y la segunda es una historia de la Humanidad y de Israel hasta el fin de los tiempos, en la que los actores son representados como animales simbólicos. Escrito entre los años 161 y 125 a. C.
La Carta de Enoc y El Apocalipsis de las Semanas (Capítulos 91 a 105): divide la historia en diez «semanas», interpretando el pasado y proyectándose escatológicamente al futuro. Escrito después del año 135 a. C., probablemente entre el 110 y el 60 a. C.
Fragmentos (Capítulos 106 y 107): parecen ser una parte del Libro de Noé, que se ha perdido pero está presente en los manuscritos del Mar Muerto. Predice los crímenes de la Humanidad y el advenimiento de tiempos mesiánicos con el triunfo de los justos. El capítulo 108 explícitamente dice que es otro Libro de Enoc y falta en varios manuscritos.
Contenido
El Libro de Enoc fue muy apreciado por parte de los primeros cristianos, como lo atestiguan la Epístola de Judas, que cita un pasaje del Libro de Enoc; la referencia en Pedro; y la Epístola de Bernabé (no canónica). Muchos Padres de la Iglesia y cristianos destacados se refieren al libro, y lo citan en sus obras. Autores como Justino Mártir (100-165), Atenágoras (170), Taciano (110-172), Ireneo (130-208), Orígenes, Clemente de Alejandría (150-220), Tertuliano (160-230), Lactancio (260-325), Metodio de Filipo, Minucio Félix, Comodiano y Cipriano de Cartago1, entre otros, consideraron el libro de inspiración divina. Un defensor de este libro fue el obispo Prisciliano, quien curiosamente fue el primer cristiano condenado a muerte y ejecutado por cristianos, por una supuesta herejía en 385.
El Libro de Enoc fue definitivamente apartado del canon tras el Concilio de Laodicea, en 364. En algún momento posterior, la versión griega del libro se perdió (el último en citar pasajes del libro fue el monje bizantino Jorge Syncellus, en el siglo VIII). Es muy posible que la traducción al ge'ez se hubiese realizado en el siglo VI, una época de gran actividad en la Iglesia Etíope, durante la cual se tradujeron numerosos textos religiosos.
Dado por perdido en Occidente durante casi un milenio (aunque los Francmasones del Rito Escocés tienen copias cuyo origen se desconoce), a finales del siglo XVIII, sin embargo, el famoso viajero James Bruce trajo de Abisinia tres copias de la obra. Uno de los manuscritos fue traducido al inglés en 1.821 por Richard Laurence y en 1.891 y 1.912 se realizaron nuevas ediciones en base al mayor conocimiento del texto, siendo muy conocida la última, publicada por Robert Henry Charles, en 1.913. Una edición completa de los escritos relacionados con el Libro de Enoc, incluyendo los últimos hallazgos, fue realizada por el erudito católico John T. Milik, en 1.976.
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