Para nadie es un secreto que el ejército norteamericano era, en realidad, el ejército del masón George Washington y que todo su Estado Mayor estaba integrado por masones. El propio marqués de La Fayette llegó a reconocer, ante oficiales y camaradas, que sólo tuvo acceso a posiciones de mando luego de haber sido iniciado francmasón. Tampoco es novedad que el masón Benjamin Franklin preparó, durante años la política exterior de la Revolución Americana operando principalmente en Francia y en Inglaterra, donde importantes sectores masónicos apoyaban la independencia de las colonias, asunto que se vio reflejado en el propio Parlamento Británico. En definitiva, todo el proceso revolucionario norteamericano está íntimamente asociado a la francmasonería y ningún ciudadano de los Estados Unidos de América dejaría de reconocer la influencia de esta Sociedad en la construcción de la Nación.
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